Recuerdos de París: Christian Dior, couturier du rêve

En 2017 tuve la fortuna de hacer un viaje a París y aunque el motivo principal de ese viaje: la clausura de colette, quedó documentado en una nota para Desempacados; me quedaron muchas fotos, recuerdos y anécdotas que no publiqué ni aquí en Instagram ni nada, pero hace poco reencontré en una memoria SD y en una USB que contenían mis fotos de dicho viaje y dije: C'est l'heure!

Decir que París es una ciudad que tiene mucho que ofrecer es cierto, pero también es un poco hacer menos, todo lo que México como país para ofrecernos; lo que ciertamente SÍ tiene: son lugares que guardan tesoros que difícilmente saldrán de ahí y una cultura que igual ha alimentado y alimenta a los amantes de la historia, del arte, de la moda, de la gastronomía, de la bebida y más recientemente, del streetwear, el skateboarding y los sneakers.

Hoy todas las ciudades están gestando nuevos íconos para las generaciones venideras y afortunadamente; ya hay gente trabajando en hacer un resguardo y documentación de ello, tal como se hizo del trabajo y vida de uno de los íconos franceses más grandes en la historia de la moda:

CHRISTIAN DIOR.

A mi llegada a París ya sabía de varias muestras que quería visitar y aunque no sabía si el tiempo me sería suficiente, intenté verlo todo, incluida la muestra de la que hoy les hablaré.

Un día muy temprano salí de mi hotel y fui por un café, una baguette y tras este breve desayuno, caminé hacia el Louvre, hice una fila -afortunadamente- muy corta y entré a este templo del arte y la cultura, consciente de que no iba a poder verlo todo en un solo día, así que fui directo a las salas, muestras y obras que me interesaban ver (pronto la nota del Louvre).

No sé cómo lo logré (además de mucho café del restaurante del museo) pero logré ver casi todo lo que quería y aún -sorprendentemente- tenía energía o adrenalina o emoción o todo y me di cuenta que aún alcanzaba abierto el muy cercano MUSÉE DES ARTS DÉCORATIFS o MAD, como cariñosamente lo llaman, lo cual entonces significaba que podría ver la muestra:

Christian Dior, couturier du rêve.

Christian Dior fue de los primeros nombres que aprendí a reconocer desde niño por esas primeras revistas de moda que llegaban a mí de manera accidental y así, poco a poco fui aprendiendo de la obra de este gran maestro y con el pasar del tiempo, fui aprendiendo lo que separaba su trabajo del de sus -en ese entonces, cuando era niño/adolescente- sucesores: John Galliano y Gianfranco Ferré.

Couturier du rêve fue reaprender de la silueta “Huit” y aprender de muchas más cosas, de sus detalles; de su trabajo junto a Jacques Rouët para dar forma a la gran marca que hoy conocemos, pero también de admirar el como una museografía bien hecha, se trabaja junto con expertos visual merchandisers, estilistas, sastres y ni hablar de la curaduría, para dar forma y vida a una de las muestras de moda más hermosas pero sobre todo, de una de las que más se puede aprender, si lo tuyo es la moda, el diseño y/o la historia de ambos temas.

Marc Bohan, Raf Simons, Yves Saint Laurent, Salvador Dalí, Claude Monet y Man Ray entre otros, son solo algunos de los nombres que complementan esta muestra, además de los de Ferré, Galliano y claro, Dior; ya que en esta oda al diseño, al “creador de sueños” que era Christian Dior, no solo vemos su trabajo, sino también el de sus sucesores y también el de artistas que fueron inspiración para los diseñadores y/o directores creativos que hasta el día de hoy, incluyendo a Maria Grazia Chiuri, se han encargado de dar vida a la magia que ha sido parte de la maison.

El muro blanco fue sin duda uno de mis momentos favoritos de la muestra, pero también lo fue el admirar los vestidos inspirados en Japón y África o el muro de “petit memoirs” (así lo bauticé yo) en donde se ven maquetas de vestidos, samples de telas, broches, esculturas de lo que serían las botellas de perfume de la marca y muchas otras cosas que formaban un bello muro en forma de bloques monocromáticos donde se ven todas estas cosas que hicieron y hacen de Dior, lo que es.

Los vestidos de Couture hay quien dice que solo se usan una vez y puede que sea cierto (depende el personaje de la farándula o de la realeza que lo lleve), pero también es cierto que su creación permanecerá para toda la vida y que sus 240 o más horas de trabajo, se multiplicarán ad-infinitum.

Después de haberse alojado en el MAD, esta muestra visitó Londres en el Victoria & Albert Museum y ahora, re-acomodada y rediseñada está en La Galerie Dior y aquí pueden reservar sus accesos por si gustan ir a verla por su cuenta.

Au revoir, gracias por leer.

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